¿Recuerdas a Nokia? La empresa de tecnología que a principios del siglo XXI dominaba la industría de la telefonía celular, acaparaba casi el 50% del mercado y vivía el sueño de cualquier empresa. En 2012 el sueño terminó, Nokia se declaró en bancarrota y sus celulares fueron sólo un recuerdo.
Forbes: "Nokia, un billón de clientes, ¿podrá alguien atrapar al rey en teléfonos celulares?"
Una serie de factores provocaron la caída del gigante (como la llegada de los smartphones de Apple y Google), pero un factor muy importante y que es poco discutido, fue su incursión en la industria de la navegación. Nokia apostó todo por un modelo tradicional, mientras que su competencia crecía de forma exponencial.
¿Tienes la aplicación de navegación Waze? ¿Qué tanto la utilizas? Waze es una aplicación de tránsito automotor en tiempo real y navegación asistida por GPS, usada actualmente por más de 100 millones de usuarios a nivel mundial. Su visión y modelo exponencial la llevó a que en 2013 Google la comprara por 1,000 millones de dólares.
Waze es, hoy en día, parte de nuestra cotidianidad, nuestra sociedad e interacciones diarias".
La gran competencia
Salim Ismail, experto en Organizaciones Exponenciales lo ha analizado en su libro Organizaciones Exponenciales, esta es la historia:
En 2007 […] el gigante finlandés de telefonía móvil Nokia gastó la pasmosa suma de 8,1 mil millones de dólares en adquirir Navteq, una compañía de navegación y mapas de carreteras. Nokia le seguía la pista a Navteq porque Navteq dominaba la industria de sensores de tráfico en carretera. Nokia llegó a la conclusión de que controlar estos sensores le capacitaría para dominar el nicho de los mapas y de la información local online y móvil […] Nokia estaba convencida que una monitorización del tráfico global a tiempo real, facilitada por Navteq, le proporcionaría la capacidad de competir con la creciente presencia de Google en el terreno de los datos a tiempo real y le defendería del nuevo producto revolucionario de Apple. Esa era la teoría, al menos.
Para junio de 2012, el valor de Nokia en el mercado había caído de 140 mil millones a 8,2 mil millones; más o menos lo mismo que les costó adquirir Navteq. La mayor compañía de telefonía móvil del mundo había perdido su liderazgo, así como el capital necesario para volver a recuperar su posición y, probablemente, también su rol como actor principal del sector para siempre.
En junio de 2013, Google adquirió Waze por 1,1 mil millones de dólares. En ese momento, la compañía no tenía infraestructura ni hardware y no tenía más de cien empleados. Lo que sí tenía, sin embargo, era cincuenta millones de usuarios. Para ser precisos, Waze tenía cincuenta millones de «sensores humanos del tráfico», justo el doble que un año antes. Probablemente, ese número se haya duplicado otra vez desde entonces, hasta alcanzar los cien millones de sensores de localización globales. Nokia siguió las viejas reglas lineales y compró infraestructura física (¿recuerdas a Iridium?), con la esperanza de que esto demostrase ser una barrera competitiva. Lo era, por supuesto, pero solo para los usuarios de sensores en carretera, no contra los diseñadores de aplicaciones de teléfonos móviles con acceso a la información.
Dos factores clave permitieron el éxito de Waze, y esos dos factores son ciertos para toda la nueva generación de Organizaciones Exponenciales:
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