¿Por qué Uber no viene de la industria del transporte, por qué Airbnb no viene de la industria hotelera, por qué Wikipedia no viene de la industria de enciclopedias o por qué YouTube no viene de los medios?
Mientras la Iglesia católica ha cambiado muy poco en los últimos siglos, los videojuegos han evolucionado enormemente en solo tres décadas. Mientras el sistema educativo sigue siendo el modelo Prusiano del Siglo XVIII, tu smartphone es más poderoso que las computadoras que mandaron al hombre a la luna. Y mientras el sistema de partidos políticos sigue con la misma estructura del siglo XVII, hoy cualquier persona con acceso a Google tiene más información que Bill Clinton cuando era presidente de Estados Unidos.
Estas tecnologías exponenciales están revolucionando al mundo tan fuerte, trayendo consigo la Cuarta Revolución Industrial, que están haciendo caer incluso a organizaciones que alguna vez fueron gigantes y dominantes, como Kodak y Blockbuster, empresas pensadas para un mundo lineal (cambios lentos) y no para un mundo exponencial (cambios rápidos); por lo que cada día se vuelve más relevante la frase del inversionista David Rose “cualquier organización creada para el Siglo XX está condenada al fracaso en el siglo XXI”.
Pero, ¿cómo pueden las grandes organizaciones sobrevivir a las tecnologías exponenciales y a la Cuarta Revolución Industrial?
Parece demasiado bueno para ser verdad pensar que existe un modelo para migrar a empresas y gobiernos a un modelo del Siglo XXI en solo 10 semanas, pasando las etapas:
El famoso futurólogo Alvin Tofler dijo, “el analfabeto del Siglo XXI no será aquel que no pueda leer y escribir, sino aquel que no pueda aprender, desaprender y volver a aprender” un ejemplo muy claro de por qué en el Siglo XXI la regla de las organizaciones será Revolucionar o morir.
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